El pasado miércoles 8 de octubre, nuestra hermana Ingrid Malavé compartió con nosotros la parábola del hijo pródigo, enfocándose en el momento en que este regresa a casa de su padre. Al verle desde lejos, este re recibió con misericordia, le abrazó y le besó. Que lindo es saber que a alguien que te ama profundamente se mantiene fiel, junto a ti, sin importar los errores que hayas cometido. Así es Dios, quien no importando cuantas veces fallemos, nos mira con ojos de amor y nos extiende su gracia y su misericordia. Sigamos el ejemplo de este padre y de Jesús, y aprendamos a pagar el mal con el bien, el odio como amor sin pensar en el qué dirán. Tu recompensa vendrá del Señor. No importa lo que pase o lo que hagas, vuelve a los brazos del Señor, quien te ayudará a seguir el buen camino.
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Mi casa, es la casa de todos
 
Escrito por: Shaliny A. Quiles