Éxodo 25:10

Como el pueblo de Dios se movía de manera constante por el desierto, no podían hacer un templo en tierra, así que Dios le dio unas instrucciones para construir un tabernáculo. Dios es un Dios de orden y siempre le ha interesado estar cerca del ser humano; es Dios quien te busca y sale a tu encuentro. Dios le da unas instrucciones en específico a Moisés para que construyera un lugar donde Él estaría presente.

Comenzó escogiendo a un sumo sacerdote, el cual tenía diseñada ropa específica diseñada por Dios y era el único que podía entrar al lugar santísimo, donde estaba el arca. Cuando llegaba el día de la expiación, el sumo sacerdote ofrecía sacrificio y pedía por las peticiones del pueblo. Al entrar al lugar santísimo el sacerdote danzaba si la ofrenda era aceptada, de lo contrario, era sacado muerto por un cordón que iba amarrado a su tobillo. Este día era especial porque si la ofrenda era aceptada, los pecados del pueblo eran perdonados. Esto lo realizaba el sacerdote una vez al año.

El arca era prototipo de presencia de Dios. Sobre ella había dos serafines ; prototipos de protección. Dentro del arca había tres elementos: las segundas tablas de la ley, escritas por Moisés, un pedazo de maná para recordar al pueblo la provisión de Dios y la vara que reverdeció. Dios tuvo que colocar al maná dentro del arca para que el pueblo no olvidara que Dios es fiel. Todas las mañanas llovía pan para que el pueblo supiera que Dios era quien proveía. Tanto fue así, que el pueblo comenzó a guardar, pero la instrucción de Dios fue que no tenían que guardar porque la provisión será diaria; lo único que Dios quiere que confíes en Él. El mismo Dios que estuvo ayer, estará hoy también mañana.

“Hazle un hueco a Dios en tu casa”

 Ningún ser humano podía tocar el arca, ni aun el sumo sacerdote. Cuenta el relato bíblico en capítulos más adelante que el arca fue robada y llegó a la casa de Oben-Edom y, aunque el arca estaba guardada, la provisión no escaseaba en este lugar. El arca era llevada por los adoradores y, cuando David entró al rollo de la ley y buscó respuesta a su inquietud, se dio cuenta de su error al trear el arca arada por bueyes. David le ordenó a santificar el arca y la trajeron como estaba establecido y David comenzó a danzar de gozo y alegría despojándose de todo lo que lo vestía como Rey porque no había más extraordinario que hacer la voluntad de Dios. Mical, su esposa e hija de Saúl, lo observaba por la ventana del palacio y se comenzó a burlar de el por la manera en la que estaba haciendo “el ridículo”. David muy ubicado le recordó el bien que había hecho Dios en su vida y le recordó que sobre la Saúl Dios lo había escogido a él.

Mi casa, es la CASA de TODOS