Vilma Pizarro, en su clase para Damas en el tercer piso de nuestra iglesia, presentó la misma basándose en 1 Corintios 1:10-17.

Esta porción bíblica  hace incapié en las contiendas  de la iglesia de Corinto. Se conglomeraba la iglesia en facciones; unos apelaban a Pablo, otros a Cefas, unos a Apolo y otros a Cristo, produciendo diferencias. Ante este panorama, reaccionando Pablo a las advertencias de «los de Cloé» (1 Corintios 1:11), se dispone a escribirles, resultando así la primera carta a los Corintios.

«No deben haber divisiones, no importan las denominaciones, siempre y cuando no sean falsas doctrinas»; replicó Pizarro. Un pueblo dividido no puede prevalecer. La desunión no equivale a fortaleza, por eso somos llamados a la comunión (común-unión). «¿Acaso Cristo está dividido?» (1 Corintios 1:13). «La división la causa el enemigo», pronunció Pizarro. «Somos de Cristo, y las demás denominaciones son nuestros hermanos», exclamó. Así como Cristo es uno, así debe ser la iglesia: una.

No deben haber divisiones, no importan las denominaciones

«Cuando nos congregamos en la iglesia, nos sometemos a Dios, y eso incluye el someternos a los pastores», dijo. Dios ha puesto hombres y mujeres para presidir su obra, y es necesario el orden para poder llevarlo a cabo. Como siervos en obediencia a nuestro Dios, debemos respetar y acatarnos a la autoridad pastoral que Dios puso para encabezar su obra.

Dentro de los otros temas que se expusieron en la clase se encuentran: la liberación, el poder demoníaco, las sectas y las falsas doctrinas, el pecado en el Edén y sus consecuencias; todos hilados bajo el tema principal. Se utiliza como referencia la revista El Discípulo.

Amado hermano, le esperamos todos los domingos en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, a las 9:30am, en la Escuela Dominical: la espina dorsal de la Iglesia.

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