Comenzamos en nuestro primer culto nocturno de noviembre con las alabanzas del Grupo Tsuarach. Adorar al Señor es un privilegio, tenemos que ser agradecidos. Luego de la parte del grupo de adoración, el Grupo de Avivamiento subió al altar en son de marcha, cual ejército apercibido para la batalla. Tan pronto arribaron al santo altar, procedieron en alabanza a cantar a nuestro Dios. La presencia del Espíritu Santo se hizo sentir extraordinariamente. Habitar en su presencia es indescriptible. ¡Cuán grande es nuestro Dios!

«Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no podemos vivir, no podemos hacer nada. Él nos da denuedo para hablar su Palabra; la que nos dio vida.»

Palabra de testimonio por parte de nuestros hermanos fueron ministradas poderosamente. “No debemos estar ociosos. Debemos estar preparados para hacer lo que Dios nos pida en este año de despertamiento”, exclamó nuestra hermana Johara Pérez. “’Te encarezco’, literalmente ordena que prediques la Palabra en tiempo y fuera de tiempo”, fue el testimonio de nuestro hermano Iván. “La cruz es poder de Dios para los que se salvan, y para los que se pierden es locura. Si tu corazón está fuera de Dios de nada sirve lo que hagas. Si la trompeta suena, ¿dónde has de pasar la eternidad?”, compartió nuestro hermano Josué Ortega. “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no podemos vivir, no podemos hacer nada. Nos da denuedo para hablar su Palabra, la que nos dio vida”, habló poderosamente nuestra hermana Lilián Pérez.

“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4), prorrumpió nuestra pastora. El grupo procedió a orar por los enfermos. La enfermedad no puede con el poder de Dios. Tan pronto se oró por los enfermos, llamamos a las vidas que querían salvación. Las vidas venían al altar, y algunos enfermos por los cuales habían recibido oración quisieron vida eterna. ¡Salvación llegó en esta noche para las vidas, Dios vino a su encuentro!

El culto de esta noche fue asombroso. Dios es real y así quiso manifestarse. Le damos gracias por la palabra ministrada, las alabanzas cantadas y las vidas salvadas. ¡Dios es maravillosamente bueno!

Mi Casa es. . . la Casa de Todos