Después de un momento de adoración donde Dios se movió de manera sobrenatural, la Pastora Iris N. Torres Padilla expuso la palabra de la noche tomando como base bíblica Juan 10:9.

«Dios hará en ti de acuerdo a lo que quieres que Él haga; si quieres que haga poco, Él hará poco. Nadie es culpable de mi condición espiritual; yo soy responsable de la misma. Dios tiene una mesa reservada para ti, pero tú decides a qué lado de la mesa irás. Tú decides qué alimento entrará por tu boca», explicó la pastora.

Zaqueo era pequeño y estaba lleno de prejuicio, de dolor, y se sentía incómodo. Era trabajador del gobierno; a nadie le interesaba la vida de Zaqueo, pero a Dios sí. «Dios piensa en ti, aunque estés abatido y necesitado. Ahora la pregunta es: ¿piensas tú en Él?», preguntó la pastora. «¿Dónde estabas tú cuando Jesús llegó a tu vida? ¿Cómo estaba tu casa, tu matrimonio, tu vida o tu casa? ¿Qué Dios ha hecho por ti? Llegó el tiempo de decirle a Dios que harás algo por Él también», continuó.

¿Quién es Jesús? El hijo de Dios, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo; es Dios mismo. «¿Por qué tengo que esperar el día malo para pensar en Dios? Todos los días Él piensa en ti; tu deber es decirle que te use y que estás dispuesto a cumplir su deber», explicó la pastora.

En la agenda de Cristo esa mañana estuvo el llegar a Jericó. «Zaqueo, siendo bajo de estatura, subió a un sicomoro porque no veía al Maestro. La multitud recibió a Jesús, pero la mirada de Jesús buscaba el sicomoro. Finalmente, sus ojos se encontraron con los de Zaqueo y le dijo: “baja de ese lugar; quiero hablar contigo”. Los discípulos comenzaron a hablar sobre el tipo de persona que era Zaqueo, pero Jesús pasó por encima de los paradigmas sociales. El hombre que entró a esa casa no fue el mimo que salió.

 Jesús quiere bendecirte y quiere que te acerques a Él para hablar contigo. Dale la oportunidad y no olvides que…

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